Juventud

La juventud suele entenderse como la etapa de la emancipación, pero esa transición depende mucho del contexto socioeconómico y cultural de cada persona. En esta etapa, se empieza a tener una noción más clara del rol social que se ocupa y de derechos fundamentales como votar, acceder a una vivienda, formar una familia o vivir el género elegido con libertad (cuando se puede)

Sin embargo, también es una etapa cargada de desafíos, especialmente en lo que respecta a las identidades de género y las masculinidades. En el caso de los jóvenes africanos y afrodescendientes, aunque formen parte del grupo privilegiado de los «hombres», muchas veces son percibidos a través de estereotipos racistas y heteropatriarcales como cuerpos exóticos, hipersexualizados o incluso peligrosos. Sus verdaderas posibilidades de acción y protección dependen de factores clave como su orientación sexual (heterosexuales, gays, bisexuales), género (transexuales, g.fluido g.no binarios y otros) , identidad de género o situación administrativa, que los sitúan en diferentes niveles de poder y vulnerabilidad.

Aun así, la juventud tiene una gran capacidad de transformación social especialmente de origen migrante si se les da la oportunidad. Por eso es fundamental que las políticas públicas en torno a la igualdad de género y la conciencia feminista integren multiples voces y una mirada interseccional,  reconociendo estas complejidades.

Contar con hombres jovenes afro como agentes de cambio en causas como la lucha contra la Mutilación Genital Femenina, el matrimonio infantil o el acceso a derechos básicos como la vivienda y la estabilidad familiar, no solo es necesario, es urgente.

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